Es así como lo llaman, ustedes, al menos, a ese mirar suspicaz cualquier alimento que se insinúa en la alacena o en el frigorífico, a ese evitar escaleras , o mover las piernas, o la tripa...como se evita al tío del saco, al visitar reincidente los foros de infertilidad y el cuarto de baño ,y comprobar, con alivio, que sigue el salvaslip en blanco, a realizar en cada espejo ( o en cualquier cristal que venga al caso) entre 30 y 50 veces al día, una exploración minuciosa del tamaño y del dolor de lolas, del tamaño y del dolor de vientre, de la cara o no de embarazada, y de la evolución por horas de todas estas cosas.
Así es, ese es el nombre de esas ganas inmensas de tener nauseas, de sangrar incluso( solo lo justo y en el momento justo que permite pensar que es implantatorio)
Ese es en definitiva el nombre de la esperanza. Hoy también es el nombre de Nerea, de todas las Nereas del mundo, y mi propio nombre
Y el del resto, sin más, es: Paciencia